¿Qué está ocurriendo en nuestro «espacio vital»

In Arquitectura, Diseño by Mayte Aparisi

Recientemente una palabra, mejor dicho el final del nombre de una empresa, su última sílaba, HAUS, trajo a mi mente a la «BAUHAUS». Sentí la necesidad de refrescar la motivación de la mítica escuela, y en su perfil de Wikipedia me tropecé con lo que dejó por escrito su fundador:

«Arquitectos, escultores, pintores, … debemos regresar al trabajo manual … Establezcamos, por lo tanto, una nueva cofradía de artesanos, libres de esa arrogancia que divide a las clases sociales y que busca erigir una barrera infranqueable entre los artesanos y los artistas» (Walter Gropius)

La Bauhaus en una especie de alegoría reivindicaba la vuelta a los orígenes, al principio de todas las cosas. Al trabajo manual. Hace ya 100 años que la Bauhaus sentó las bases de lo que hoy conocemos como diseño industrial y diseño gráfico. Una escuela que fue vanguardista hasta en el equilibrio de género. Las alumnas de la escuela fueron, inicialmente, la mitad de su alumnado. Tres mujeres de reconocido prestigio internacional se formaron en aquella institución: Lotte Stam-Beese, Annemarie Mauck y Wera Meyer-Waldeck.

Del interior y el exterior de la vivienda

Pau Pedragosa, arquitecto y doctor en Filosofía, en su artículo «Arte y vivienda. La Bauhaus y la modernidad»  (2003) busca entender «qué papel juega la vivienda en un siglo marcado por las transformaciones científicas, técnicas, sociales y económicas más profundas que nunca ha habido». Destaca el autor que «el objetivo de la Bauhaus fue transformar una sociedad escindida entre lo privado, el interior (la vivienda, el espacio vital) y lo público, el exterior (la sociedad, el espacio del trabajo) y convertirla en una sociedad orgánica a través de la obra de arte total… la arquitectura puede hoy en día proponer un tipo de espacio, el espacio vital, que no sea sólo el del interior de la vivienda, sino un espacio existencial que supere la distinción entre privado y público, interior y exterior».

Logotipo de la Bauhaus, diseñado en 1922 por Oskar Schlemmer

Y esa reflexión unida a la fuerza del logo de la Bauhaus, en el que ya sitúa al individuo en el centro como un nuevo alegato de intenciones, me lleva hasta nuestros días. A esta extraña época en la que vivimos. En la que parece que todo se haya puesto del revés. Boca abajo. En la que el individuo parece cobrar protagonismo, por la desgracia de la pandemia. Y en la que las cuarentenas preventivas parecen situar también en el foco los «espacios vitales», esto es el interior y el exterior de las viviendas, en las viviendas que cuentan con ese espacio privilegiado al exterior.

En este último año parece que lo básico cobra mayor protagonismo. Lo simple. Lo sencillo. Nos miramos y nos recordamos a nosotros mismos que queremos vivir. Muchos reivindican ‘lo básico’ y miran a la naturaleza. Nuestras montañas, calles y espacios al aire libre cobran mayor protagonismo que nunca. No hay más que salir para comprobarlo. Son objeto de deseo.

¿Y qué está ocurriendo en nuestras casas?

Los meses de obligada cuarentena —los pasados y tal vez los futuros— han marcado un importante punto de inflexión en nuestra manera de pensar. Nuestro hogar parece haber cobrado una nueva dimensión. El individuo mira hacia su «espacio vital» con mucha más intensidad e interés que antes.

¿Y en qué se está traduciendo todo esto? Esta misma semana hablaba con una empresa líder en mobiliario de exterior y en equipamiento de algunos complementos de interior, y mi interlocutor me reconocía con satisfacción que si en un primer momento del Covid-19 estuvieron muy preocupados por el impacto en la empresa, por la incierta situación que a todos se presentaba, la realidad actual está siendo muy distinta para ellos. Están ‘tranquilos’. Y lo están porque desde que llegó la pandemia han aumentado sus ventas. Tanto de mobiliario de exterior como de complementos para el interior. Y me contaba que no solo les ocurre a ellos. Me hablaba de que algunos proveedores suyos, especializados en vestir la casa, no solo habían aumentado sus ventas, si no que actualmente estaban duplicando su facturación, y les ocurre desde que va toda esta locura de la pandemia.

Junto a los alimentos de primera necesidad y la salud, un nuevo actor cobra protagonismo de manera indiscutible en esta pandemia y es nuestro «espacio vital», ese que tantos nombres tiene: piso, estudio, chalet, apartamento, bungalow, masía, casa. Y la crisis que se cierne sobre muchos se presenta como una oportunidad para otros.